viernes, 9 de julio de 2010

Un buen tipo, Pere Barri


Se llama Pere Barri, tiene 33 años y es médico. Dedica parte de su tiempo libre y de sus ganancias a reconstruir, desinteresadamente, el clítoris a las víctimas de la barbarie de la ablación, que algunas etnias consideran parte de su cultura, en el Instituto Dexeus de Barcelona. Ya lo ha hecho en más de 20 mujeres mientras otras tantas esperan su turno, ya confirmado, para que este joven les devuelva, gratuitamente, la dignidad de mujer que sus propias familias les habían arrancado.

Además, viaja regularmente a Camerún y Madagascar para ayudar, como cirujano, a otras personas que no pueden permitirse una sanidad de calidad. En fin, un buen tipo este Barri.

martes, 6 de julio de 2010

ESPERANDO A "EL GRAN MARTÍNEZ"

Hombre, sé que no lo hago mal del todo. Los muchos años de ejercicio profesional, de lectura, y, sobre todo, de hablar por los codos, me han ofrecido cierta soltura en mi manera de expresarme y de escribir. Tengo mis obvias limitaciones, las que seguramente me impedirán llegar algún día a ver mis escritos en el escaparate de La casa del libro, pero ello no debe impedirme tener una cierta afición de, por ejemplo, asomarme regularmente a esta ventana de La Comunidad, y lanzar por ella mis "opiniones y recuerdos" con la esperanza de que estos sean leídos por algunas personas a las que resulte, cuando menos, agradable hacerlo.

Sobre ello me interrogaba el otro día un buen amigo, Graham Martingell. Quería saber qué esperaba yo de Perikoticias, mi blog; si esperaba, de alguna forma, algún tipo de reconocimiento. Como consecuencia de la propia pregunta debatimos -rodeados de miles y miles de personas en un abarrotado y orgulloso centro de Madrid- sobre el reconomiciento como tal, y el grado de intensidad que satisface el trabajo, la obra o el ego de aquel que hace algo y requiere de los demás para que ese algo se valore. A través de una divertida y muy bonita anécdota, ambos conseguimos consesuarlo.





Graham, un interesante y atractivo mocetón de cincuenta años (al que los amigos que caminamos ya hacia esa edad miramos con envidia y el deseo de llegar a ella con las mismas ganas y la misma juventud) sabe mucho de música; de buena música. La ama y la disfruta, y entiende que ese placer merece ser compartido. Para ello, durante algún tiempo realizó un programa en una emisora local de radio en el que pinchaba y explicaba sus numerosos discos de música de calidad. Y me contaba cómo, sabiendo la escasa audiencia que las emisoras "piratas" pueden alcanzar, se preguntaba si había alguien "a otro lado" que estuviera apreciando su desinteresada labor de difundir aquel sonido de enorme calidad. Por fin, obtuvo una respuesta cuando alguien, en algún lugar, se le acercó para preguntarle si él era El Gran Martínez. Ante su sorpresa por tan extraña pregunta, el chico le aseguró que le había reconocido por la voz, ya que era seguidor de su programa de radio. El origen británico y la pronunciación de su nombre habían confundido a su admirador, que donde oía Graham Martingell, escuchaba Gran Martínez. Esta confusión dio, sin duda, una bonita y mágica envoltura al regalo que Graham esperaba hace tiempo, que no era otra cosa que confirmar que alguien conocía, seguía y admiraba su programa en la radio.

Y a ese tipo de reconociento era al que los dos nos queríamos referir. No se trata de éxito. No se trata de fama. Se trata sólo de saber que algo que haces con cierta dedicación y entrega llega hasta alguien, una sola persona, que lo aprecia, aunque sea sólo un poco. Con ello queda suficientemente satisfecha la parte de vanidad que todos tenemos cuando abordamos un proyecto de carácter personal; pero, sobre todo, se alimentan las ganas de seguir haciéndolo. En pocas semanas, las visitas a mi blog han superado los tres millares. Perikoticias sigue.

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Por favor, no se pierdan la oportunidad de disfrutar una selección de El Gran Martínez, mi buen amigo Graham Martingell.