jueves, 29 de septiembre de 2016

Pedro Sánchez o de usar a la militancia para protegerse de la militancia

¿Está en condiciones Pedro Sánchez de lograr un acuerdo de investidura con Unidos Podemos y Ciudadanos? No.

¿Lo está de arrancar de ERC y PDC (la antigua Convergencia Democrática de Catalunya) un acuerdo que conlleve la paralización del denominado y ya en marcha 'proceso de desconexión’? No.

¿Estaría en condiciones un Gobierno del PSOE presidido por Pedro Sánchez de admitir que el Parlamento de Catalunya convoque un referéndum por la independencia? No.

Y lo que es más importante. ¿Está el PSOE en condiciones de ganar unas terceras elecciones al Partido Popular? Evidentemente, no.

Son cuatro noes que convierten en inexplicable la propuesta de Pedro Sánchez de convocar un congreso exprés cuyo objetivo no es otro que asegurarse la continuidad en la secretaria general del PSOE tras sumar siete derrota electorales, dos de ellas con él mismo como cabeza de cartel.

 Nadie discute la legitimidad de Pedro Sánchez para consultar a la militancia. Incluso para pedir de esta que la autorice a pactar la secesión de Catalunya si con ello cree que podría alcanzar el despacho principal de La Moncloa. Pero no tiene ningún sentido querer afianzar su liderazgo en el PSOE antes de arriesgarlo todo, máxime cuando una tercera derrota electoral es un hecho que nadie sensato no dé por seguro.

Ayer mismo, antes de ser cesada, la dirección del PSOE sacaba pecho de haber logrado imponer al Partido Popular en el Congreso la actualización de las pensiones y de los sueldos de funcionarios y trabajadores públicos. Sánchez y su equipo demostraron el poder que desde la Oposición se puede ejercer en un sistema parlamentario, incluso teniendo al pérfido y malvado Partido Popular el frente del Ejecutivo. ¿Hubiese podido Pedro Sánchez prestar ese gran servicio -y otros- a la ciudadanía dentro de tres meses si se celebran nuevas elecciones y el PP aumenta su mayoría y su independencia del Gobierno? Todos hemos visto cómo se las gasta la derecha cuando dispone de unas Cortes a su servicio.  

Pues de eso va lo que los mal llamados barones y buena parte de la militancia no comparten con el cesado secretario general de los socialistas. Pedro Sánchez ha hecho gala de una enorme cobardía al desdeñar someterse a unas primarias para ser candidato a las terceras elecciones, y posteriormente, gane o pierda, pedir a la militancia que le ratifique o no al frente del partido en un Congreso. Convencido de su incapacidad, ha querido optar por un camino que le proteja de la propia militancia a la que tanto alude, si su seguro fracaso le hace perder sus simpatías. Y es esa tramposa y cobarde estrategia la que ha desembocado en la enorme crisis de la que solo él es responsable.


No se entiende, pues, el revuelo formado por el cese al que se ha visto sometido. Nada impedirá a Pedro Sánchez que se presente al Congreso Extraordinario, como nada impide a la militancia que le apoye en el mismo. Todo lo demás es falsear la realidad, manipular a la militancia y dinamitar la historia del PSOE. ¿Se puede liderar un partido haciendo gala tan irresponsable comportamiento?