Esta mañana he mantenido una conversación a través de Facebook con una diputada de las
denominadas ‘díscolas’ que trataba de explicarme que su no a la investidura de Rajoy formaba parte de "su compromiso
electoral". Sigo sin saber de dónde ha salido el falso argumento de que los
socialistas hicimos campaña para votar contra Rajoy desde la Oposición. Tanto como
sigo sin comprender en qué momento tan peregrino argumento caló en el
imaginario del sancherío militante. El programa electoral del PSOE era un programa de Gobierno, no de Oposición.
El caso, y debo decir que me ha dejado, francamente, muy
preocupado, es que la diputada en cuestión me aseguró muy rotunda que el PSOE
debía haber pactado con Podemos y con el PNV y aceptar la abstención de PdeCAT
y ERC. ¿Perdón? Me lo ha dicho, hoy, 16 de diciembre de 2016, una parlamentaria
que ocupa un escaño en el Congreso de los Diputados en la XII Legislatura.
A ver, repasemos. PSOE+Podemos+PNV+Coalición Canaria hubiesen
sumado 162 síes. Es decir, incluso
contando con la abstención de EH-Bildu junto a las de los independentistas catalanes PDCAT y ERC sumarían
19, a los que habría que confrontar los noes
de PP+Ciudadanos, que reúnen 169 escaños. Pedro Sánchez no hubiese sido Presidente
en el supuesto defendido por la diputada, cuyo nombre no voy a decir por
respeto tanto a la privacidad de la conversación como para evitar poner nombre
al bochorno que yo mismo he sentido manteniéndola.
Su suma estaba, obviamente, mal hecha. Tras las elecciones
del 20D, yo mismo defendí la alternativa sobre la que esta misma mañana hacía
lo propio la parlamentaria en cuestión. Porque entonces sí fue posible conformar una
mayoría frente al Partido Popular (168 síes
de PSOE+Podemos+IU+CC, frente a 165 noes
de PP+Ciudadanos+Eh-Bildu y 17 abstenciones de los nacionalistas catalanes) y el
desafío soberanista no haría peligrar necesariamente el Gobierno surgido del
Pacto de Investidura. Pero Pedro Sánchez mordió el anzuelo del falso pasaporte
a La Moncloa que le lanzó Albert Rivera (¿y Mariano Rajoy?), y puso en bandeja
al Partido Popular tanto la repetición de las elecciones como su continuidad al
frente del Ejecutivo. Siempre he sostenido que ese, y no otro, era el objetivo último de la ruta Rivera.
En cualquier caso, lo que me ha dejado “ojiplático” (como dice
una buena amiga y compañera) es que esa confusión de cifras provenga de una
miembro de la Cámara, pues si cabe como tal en las propias filas del grupo
parlamentario, ¿cómo diablos no va a ser difícil explicarle a la ciudadanía la
realidad del terrible dilema al que se enfrentaba el PSOE tras las elecciones
del 26J?
De verdad que me ha dejado muy preocupado. Para reflexionar.
Así que le he repetido las preguntas claves -que siguen
siendo las mismas- al objeto de recabar su opinión sobre ellas. A saber: ¿hubiese sido
una buena idea ocupar La Moncloa con la espada de Damocles del referéndum
ilegal en Cataluña sobre la cabeza del PSOE? ¿Hubiese sido posible un pacto con
PdeCAT y ERC que no incluyera esa cesión? ¿Hubiese mejorado el PSOE sus expectativas
electorales tras haber intentado ese pacto y haber fracasado, siendo, por
tanto, el último responsable de las terceras elecciones? Debo decir que no he
conseguido que mi cosecha de preguntas dé frutos, aunque la diputada, haciendo
gala de ‘gran adaptación al medio’, me ha dicho sin rubor alguno “creo que te
he respondido”, se ha manifestado insultada por mis preguntas y observaciones y
acto seguido… ¡me ha bloqueado!
“Pues ya nos han vuelto a aguar el viaje”, decía el capitán pirata
de los tebeos de Astérix tras ser abordado y hundido por los galos. A lo que el
más viejo de sus marineros solía responder con su muy kempisiano “sic transit gloria mundi”.