Publicado en Irispress Magazine.
Establecida y difundida ya la idea de un posible pucherazo en las primarias socialistas (¿es que los sanchistas no van a destacar interventores en las mesas electorales el 21 de mayo?), sostiene ahora el secretario de organización de los socialistas navarros, Santos Cerdán, que muchos militantes que apoyan a Pedro Sánchez, sin embargo, 'temen' avalarle.
Establecida y difundida ya la idea de un posible pucherazo en las primarias socialistas (¿es que los sanchistas no van a destacar interventores en las mesas electorales el 21 de mayo?), sostiene ahora el secretario de organización de los socialistas navarros, Santos Cerdán, que muchos militantes que apoyan a Pedro Sánchez, sin embargo, 'temen' avalarle.
Es gente “con
miedo”, que “reciben presiones de sus aparatos”. ¿Pero qué rebelión
es esta? No se puede presumir de ir petando
auditorios y plazas, y luego insinuar que si Pedro Sánchez logra menos avales que
Susana Díaz -incluso que Patxi López- es porque sus huestes, la rebelión de las bases que llena por
miles sus mítines, tienen miedo a firmar un papel dando la cara por el liderazgo que
reclaman. A ver si al final, los que quieren dirigir el partido socialista y salvar al país
son
los mismos que se achantan ante un maléfico secretario de organización. ¿Qué temen? ¿Qué temen perder que no
hayan logrado por sus propios méritos? ¿Y cómo se
conjuga tanta épica con esta cobardía confesada?
Sigo sin entender qué pretende Pedro Sánchez.
También
sostiene
Santos Cerdán en eldiario.es que con Pedro
Sánchez y “quienes le apoyamos”, el PP
no estaría gobernando. Qué agotadores son.
Es lo que tiene relatar el
presente político como si de una religión se tratase, con ‘resucitado’
incluido. Forzar la buena fe ajena hasta que acabe interiorizando tus propios
delirios.
Si
Pedro Sánchez se hubiese sometido a una segunda (y humillante) Sesión de
Investidura, el PP no solo estaría gobernando, sino que es muy probable que lo haría con una
mayoría mucho más cómoda a la de ahora, rayando la absoluta, o superándola en
compañía de Ciudadanos. O, en el mejor de los escenarios, se hubiese repetido la misma aritmética parlamentaria de ahora. Nada, absolutamente nada, indica que se hubiese producido un vuelvo electoral para desalojar a Rajoy de La Moncloa. Y mucho menos, para consagrar a Pedro Sánchez como nuevo líder del país.
Pedro
Sánchez no podía subir a la Tribuna de Oradores del Congreso y defender victorioso su candidatura sin proponer a los diputados un "nuevo marco de relaciones
con Cataluña", que debería derivar en la celebración de un referéndum -ilegal-
sobre la independencia. Hasta la saciedad le dijeron gente como Joan Tardá, el
inefable Gabriel Rufián y los herederos del pujolismo,
que eso era condición sine qua non hubiese obtenido los votos afirmativos que
requería para ser investido
Es decir, los del partido de Artur Mas y Jordi
Pujol (ejemplos obvios de la 'regeneración' moral que ahora propugna Pedro
Sánchez), y ERC exigían al no candidato dinamitar la posición política y consensuada del
PSOE sobre España, plasmada en la Declaración de Granada. Hubiese bajado de la tribuna de nuevo derrotado. Directo a unas peligrosísimas elecciones.
No podía hacerlo. Nunca hubiese sido Presidente.
Pensar que tras ese nuevo fracaso, el Partido Socialista, máxime con Pedro Sánchez al frente, hubiere mejorado su posición electoral, solo cabe en la epopeya mística en la que el sanchismo parece vivir esta campaña de primarias. Una ensoñación en la cual el hoy fénix Sánchez no es Presidente del Gobierno porque lo impidieron sus propios compañeros. Es mentira. Pedro Sánchez sabe a ciencia cierta que es mentira. Miente y engaña a sus seguidores.
El
PSOE no se abstuvo para dar el Gobierno al PP -así lo clame Pedro Sánchez y mucho
lo repiqueteen sus sargentos-. Lo hizo para impedir que Mariano Rajoy se beneficiara
de los muchos errores del ex líder socialista, y mejorara aún más, sin hacer absolutamente
nada, su poder legislativo. Una dolorosa decisión, consecuencia del pésimo
liderazgo de Pedro Sánchez.
Querer
hacer de la incapacidad del líder caído 'pruebas de liderazgo', es algo de
estas primarias que los politólogos tendrán que estudiar cuando finalicen.
NOTA: Yo, las únicas
represalias que pueden ser académicamente definidas como tal, que he vivido de
cerca en el PSOE, son las del propio Pedro Sánchez contra
las decisiones de la militancia madrileña.