La guerra es dulce para los inexpertos
Erasmo de Rotterdam
n el mejor de los casos, la candidatura
alternativa a Mariano Rajoy Brey que encabezará Pablo Iglesias será la opción peor
acogida esta semana por el Congreso de los Diputados.
La continuidad del Presidente del Gobierno en La
Moncloa obtendrá un importante refrendo de los 170 diputados de la derecha (PP,
C’s y CC), el único bloque sólido del arco parlamentario con capacidad, además,
de conciliar acuerdos para sortear intentos de bloqueo institucional, como
ha demostrado recientemente la mayoría absoluta de 176 escaños obtenida para los Presupuestos Generales del Estado.
Podemos sumará con ERC, y puede que con Bildu, dos
fuerzas que no comparten proyecto de país en el Congreso, un máximo de 82 votos
frente a los 98 de quienes, mediante la abstención, optarán por Rajoy como mal
menor rechazando apoyar la Moción de Censura.
Rajoy seguirá en La Moncloa con el soporte estabilizador
del 48.6 % de los escaños. El 51,4 % restante se divide irreconciliable entre
el 28 % (PSOE, PdeCat, PNV y, previsiblemente, el canario Pedro Quevedo) que
optará por mantener a Mariano Rajoy mejor que investir a Pablo Iglesias como
Presidente del Gobierno, y la minoría del 23, 4 % que habrá intentado, legítima,
constitucional e inútilmente, quitar el Boletín Oficial del Estado al Partido
Popular.
Sostiene Iglesias, en su peculiar lectura de la
aritmética parlamentaria, que la Moción de Censura desvelará que Rajoy no
cuenta con 175 diputados que le apoyen y que nosuperaría una Moción de Confianza. Los Presupuestos Generales del Estado
han demostrado que esa es una afirmación cuanto menos discutible, al respecto
de una cuestión que no ha sido planteada. Lo que Podemos lleva al Congreso este
martes es una propuesta para cesar a Rajoy y sustituirle por Pablo Iglesias, y será,
de las tres opciones sobre las que tendrán que decidir los diputados -sí, no o
abstención- la que menos votos obtenga.
destacar
el papelón que en su debut el astuto
Pablo Iglesias ha otorgado al PSOE y, muy especialmente, al resucitado Pedro Sánchez, que ya ha
ordenado la maldita abstención ante la
#MociónparaEcharlos. Lo ha hecho, por
cierto, sin haber consultado a la militancia socialista. El mismo secretario
general que hace solo ocho meses quería convocar unas primarias y un congreso en
poco más de veinte días, ha dispuesto de ese tiempo desde su elevación por las
urnas del pasado 21 de mayo hasta hoy para poner en práctica su discurso. No la
hecho. El Grupo Socialista defenderá, por orden de Sánchez, que Podemos no
es una “alternativa real”, que no tiene un programa de gobierno “serio”, que “no
es creíble” y, principalmente, que no presenta su moción para tumbar al jefe
del Ejecutivo, sino “contra el PSOE”. Aún así, no habrá una respuesta
contundente ante tal agresión podemita, ni al hecho de utilizar torticeramente el
Parlamento para la estrategia del sorpasso.
La tibieza de Sánchez, temeroso de unir los votos
del PSOE a los de la mayoría y abortar de plano la banalización de Las Cortes,
busca dejar una puerta abierta después de que José Luis Ábalos acuse a Podemos
el próximo martes de presentar una moción de censura para «sacar rentabilidad
política y proyectarse mediáticamente». Pero sitúa a los socialistas en la
extravagante situación de haber vivido la devastadora y exitosa revuelta del #NoesNo, la rebelión de las bases, y
optar, como en Octubre del pasado año, a solo cuatro días de la coronación, por lo más razonable,
aritméticamente hablando, y esperar un mejor momento para acabar definitivamente
con el rajoyato.
La Moción de Censura habrá sido un fracaso del
que Rajoy saldrá fortalecido frente a una Oposición inoperante. Un ejercicio
baldío de una poderosa arma que la Constitución ha puesto en manos de la
ciudadanía a través de sus representantes en Las Cortes. A Iglesias le quedará,
y será suficiente para él, el consuelo de agitar desde Twitter, donde sin
siquiera agotar los 140 caracteres de rigor, podrá proclamar que “La moción de
censura ha triunfado donde tiene que triunfar, que es a nivel social”. Es la
dinámica de quienes reivindican a Montesquieu pero parecen dispuestos a
volver a matarlo, pues cuestionan y
condenan al Poder Legislativo y pretenden sortearlo reclamando el poder
para las bases. Una actualización digital e imposible de la Comuna de París (o la Dictadura del Proletariado). Bajo la
tutela de anguitas y monereos, Podemos también ha sentenciado
a los maléficos mandos intermedios y reclama
volver a las falanges ciudadanas debidamente acaudilladas que, como todos
sabemos, tan buenos réditos de (escasa o nula) paz y/o prosperidad han legado
al mundo tal y como las hemos conocido. Pero habrá logrado su objetivo real, y aplicando
las enseñanzas de Sun Tzu ("La guerra es el Tao del
engaño"), ganado su guerra evitando que esta tenga lugar. O dicho de
otra forma, habrá fidelizado a las bases de Podemos cuatro días antes de que
Pedro Sánchez se proclame único y verdadero líder de la izquierda, y pida espacio propio
en la plazas okupadas por los
círculos morados.
El problema radica en que los de Podemos esgrimen
un poderoso argumento en que el tienen toda la razón, aunque hayan manipulado ásperamente
el calendario parlamentario para inmiscuirlo en la vida interna del PSOE (con
la complicidad de la Presidenta del Congreso, Ana Pastor, que ha situado el
debate y votación de la Moción de Censura a solo unos días del cónclave
socialista). En las últimas semanas se ha producido un incuestionable punto de
inflexión en el panorama político, tras salir a la luz las evidencias de que el
acorralado y corrupto Partido Popular, haciendo uso del Gobierno de la Nación, está
manejando groseramente los hilos y creando el marco judicial propicio para
superar el envite judicial que le espera en los próximos años. Al extremo de
poner al frente de la Fiscalía Anticorrupción a un presunto corrupto al que sus
personales papeles de Panamá le unen
más a los investigados y procesados que a la Ley que había jurado aplicar y
proteger antes de verse obligado a dimitir. De situar en la Fiscalía General del Estado a un Maza
capaz de confesar desalentado que no ha podido convencer a Moix para que
permaneciera fiel e igual de diligente en su puesto. Y de propiciar que “Concha” acabe
presidiendo la misma sala en la que fue recusada por sus probadas simpatías con
el PP y que juzgará la trama Gürtel.
REFERÉNDUM SECESIONISTA Y LA PLATAFORMA ACTÚA
n este abominable contexto nacional, y por boca de Pep Guardiola, la Assemblea Nacional Catalana , Òmnium Cultural y la Associació de Municipis per la Independència -el
Govern catalán en la sombra-, han solemnizado este domingo la convocatoria de un
referéndum ilegal el próximo 1 de octubre -cuando se cumplirán 86 años del reconocimiento
del sufragio universal por la Segunda República y uno desde que Pedro Sánchez fue derrocado como líder del PSOE- que pedirá un mandato a los
catalanes bajo la pregunta ¿Quiere que Catalunya sea un Estado independiente en forma de
república?
Con enorme grandilocuencia, gruesas acusaciones que cuestionan el
Estado de Derecho español, y ante un auditorio de 40.000 personas que algún digital del periodismo
emergente ha descrito como una “multitud soberanista”, el manifiesto leído este domingo en Barcelona hace una tan disparatada como
aparentemente desesperada llamada “a la comunidad internacional y a todos los
demócratas del mundo”, para que socorran a los independentistas catalanes “en
la defensa la libertad de expresión política y el derecho a voto”. El texto declamado en Montjuïc por el admirado ex entrenador del FC Barcelona, ha pedido ayuda para “enfrentarnos a los abusos de un
estado autoritario” [por España] “que quiere secuestrar la voz de la democracia”.
En fin, Guardiola ha pedido al mundo que libere
a Catalunya de la opresión. Tal cual.
en medio de toda esta locura
surge la enésima plataforma impulsada por incombustibles como Baltasar Garzón, Federico
Mayor Zaragoza, Juan Antonio Martín Pallín, Cristina Almeida o Gaspar
Llamazares. Bajo el nombre de Actúa también participan respetados y reputados
progresistas como la filósofa, antropóloga y periodista Teresa Aranguren, el ex
Rector Carlos Berzosa, la ex diputada de Esquerra Unida i Alternativa Mercè
Civit, o los escritores Almudena Grades y Luis García Montero. Todos ellos
referentes de una izquierda posibilista que lleva años clamando unidad y reclama decisión y generosidad
a todos los agentes sociales de este maremágnum de malas noticias para "hacerlo a la portuguesa".