jueves, 22 de junio de 2017

Y, milagrosamente, la abstención dejó de ser apoyo

E
l PSOE se abstuvo en la Moción de Censura a Mariano Rajoy. Ello no implica que los diputados socialistas aprueben la gestión del Presidente del Gobierno. La orden de abstenerse partió del propio Pedro Sánchez, que no consideró necesario escuchar la sacrosanta "voz de la militancia" ante tan importante decisión.

El tratado de libre comercio entre la Unión Europea y Canadá será aprobado por el Congreso de los Diputados gracias a la anunciada abstención del PSOE, notificada solo unas horas después de que la presidenta del Partido, Cristina Narbona anunciara en Twitter que no recibiría el apoyo de los diputados socialistas, y de que el Comisario Europeo Moscovici bajara a mantener unas palabritas con Pedro Sánchez. España no supondrá un freno para el CETA.

¿Mintió Narbona? No. Abstenerse no es apoyar.

Tampoco Pedro Sánchez ha considerado oportuno esta vez someter al criterio de las bases socialistas una decisión de tan enorme calado.


Durante ocho largos meses, los que apoyamos asumir la derrota electoral y la abstención en la Investidura de Mariano Rajoy para que la XII Legislatura diera comienzo, hemos sido tachados de traidores, fachas, subalternos de la derecha, estómagos agradecidos y toda una retahíla de improperios y graves insultos que formarán parte de la peor historia del PSOE. Entonces, abstenerse, suponía apoyar al PP. Hoy, milagrosamente, ha dejado de hacerlo.

Hay quien ha basado su campaña, ergo, en una gran mentira, bajo la que se sustentaba un falso golpe de estado de quien pretendió celebrar un congreso exprés que le garantizara la continuidad en el cargo si se volvían a celebrar nuevas elecciones y el PSOE cosechaba su tercer “resultado histórico” consecutivo. Aunque fue el propio Pedro Sánchez el que se negó a consultar a la militancia el voto en la Investidura de Rajoy, durante ochos meses sus acólitos han difundido que se negó a las bases la oportunidad de decidir al respecto, como si Sánchez no hubiese sido el responsable de no haberlo hecho.

¿Impostura? ¿Posverdad? ¿Mentira?




Y a todo esto… Odón y Pérez Tapias

L
a percepción de una misma realidad cambia en el nuevo PSOE con gran facilidad. Un ejemplo palpable lo tenemos en el diputado guipuzcoano Odón Elorza, que en su condición de verso suelto, y antes de formar parte de la Comisión Ejecutiva Federal, se llevaba las manos a la cabeza por las sanciones que el Grupo Parlamentario Socialista impuso a los diputados díscolos que se negaron a acatar la decisión del Comité Federal de PSOE. Entonces, la sanción era “una expresión de ordeno y mando”, y  Elorza advirtió de que “no vamos bien si un partido de izquierdas, en el siglo XXI, no reconoce el voto de conciencia”.  Ocho meses después, y ante la posibilidad de los mismos parlamentarios que han trabajado durante meses -años en algunos casos- para que el CETA fuera un tratado que respete los postulados socialdemócratas, pudieran votar, en conciencia, de forma diferente a la ordenada por Pedro Sánchez (sin consultar a la militancia, siquiera al Comité Federal), Odón Elorza ha defendido que se apliquen sanciones si alguien rompiera la disciplina de voto.

Más extravagante,  si cabe, es la posición de  José Antonio Pérez Tapias, antaño referente de Izquierda Socialista, y hoy reputado agitador en las redes sociales. Según un tweet muy comentado del profesor granadino, Susana Díaz debería haber dimitido tras haber perdido las primarias frente a Pedro Sánchez. Una curiosa observación de quien ha defendido con profusión que quien ha cosechado los peores resultados electorales, dos veces, dos, volviera a la secretaría general del PSOE.


En fin... La verdad es que entender el nuevo PSOE no va ser fácil para quienes hasta ayer éramos (tal vez aún somos) traidores, fachas, subalternos de la derecha y estómagos agradecidos.